Historia de una foto: Amanecer en Segla

Hace años que vi por primera vez una fotografía de esta montaña y fue amor a primera vista. Sin embargo, nunca me imaginé que mi primera visita a este lugar sería en invierno. Te cuento la historia de cómo hice esta fotografía.

Una de las fotografías que forman parte del calendario 2023 es la foto de portada de este artículo, en el que se ve una panorámica de la montaña Segla, al norte de Noruega. Si quieres hacerte con mi calendario puedes comprarlo en mi web.

Cada año organizo un viaje a las Islas Lofoten en febrero. Estas islas están en Noruega y es el paraíso de la luz. Aprovechando que tenía este viaje me fui antes sólo a Tromso para cumplir un sueño.

Me había informado antes de cómo era la subida en invierno y parecía factible. Sin embargo, me llevé los crampones por si acaso. Las raquetas de nieve no me cabían en la maleta.

El primer intento lo hice con mis botas Sorel. Este tipo de bota de goma son muy cálidas y la verdad es que no son ideales para andar con ellas. Sin embargo, al principio de la subida me vinieron muy bien. El problema vino más arriba. Debido a las heladas de los días anteriores se había congelado la nieve y resbalaba, así que me quedé a mitad camino. Pude volar el drone y salvar la situación de aquella tarde.

Primera foto de la montaña. Panorámica hecha con el drone. Al fondo a la izquierda se puede observar el pueblo y la subida. No parece tan dura, ¿verdad?

De manera que volví al día siguiente. El cielo estaba bastante nublado, con algún claro. Me confié y llegué un poco justo. Hay que decir que allí el tiempo es relativo y el sol se mueve muy despacio, por lo que un amanecer puede durar horas.

En esta ocasión me puse las botas de montaña y los crampones. La subida en invierno es dura, ya que te vas hundiendo en la nieve. Hacer esta subida dos días seguidos fue mortal (sólo con una ya creía que me moría). Sin embargo, en primavera tiene que ser mucho más fácil, ya que no hay tanto desnivel, pero no hay nieve.

En la parte helada los crampones hicieron su función. Me clavaba al hielo y pude subir. A todo esto, durante la subida salió el sol, el cielo se puso de colores y yo subiendo…Fue cuando tuve que tomar la decisión de sacar el drone y aprovechar esa luz o seguir subiendo y perderme el color. Al final tuve suerte y conseguí ambas. Menos mal que el color duró bastante y pude conseguir fotografiar la montaña con las nubes rosas.

Siempre digo que es importante conocer un lugar. El hecho de haber volado el dron la tarde anterior me permitió conseguir el mismo encuadre pero con las luces del amanecer.

Hay que decir que la forma bonita de la montaña sólo se ve cuando subes a lo alto. Desde el pueblo se ve una pared de roca sin más.

Hay muy pocas horas de luz en esa época, así que decidí quedarme hasta la puesta de sol. Tampoco había que esperar mucho, ya que sobre las 13:00 ya era hora dorada. Estuve probando diferentes encuadres e incluso posé en algunas fotos.

Los dos días que estuve allí me encontré con un hombre que vivía en el pueblo, que llevaba todo el equipamiento más la mochila con el trípode y demás. Estuvimos hablando un buen rato y la verdad es que en ningún momento sacó la cámara. No me imagino subiendo hasta allí todos los días.

La puesta de sol también fue muy bonita.

Por desgracia, las dos noches que pasé por la zona estuvieron cubiertas de nieve y no pude fotografiar el Segla con una Aurora Boreal, lo cual habría sido lo máximo. Así que habrá que intentarlo en otra ocasión.

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